MENSAJE DEL HNO. HORARIO BUSTOS, 
Superior Provincial de la Provincia Marista ‘’Cruz del Sur’’

Un nuevo Papa para la Iglesia y el mundo 

Desde hace días estamos viviendo la sorpresa y la alegría de la elección del Papa Francisco. Es un regocijo para la Iglesia universal y, en especial, para la Iglesia Latinoamericana. Han sido elocuentes sus primeros gestos de sencillez, afabilidad,cercanía, ternura, comunión, invitación a la austeridad y desprendimiento a favor de los que sufren, abandono de ciertos protocolos… No se presentó como Sumo Pontífice hablando Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo) sino simplemente a la Diócesis de Roma de la que ahora es obispo, remarcando su misión de presidir a las demás iglesias en la caridad. Con esta presentación puso claramente en primer lugar a la Iglesia, antes que a su persona, y esto es ya un signo muy llamativo de lo que esperamos sea su forma de ejercer el encargo recibido. 

Sabemos que lo que le toca al Papa Francisco no es tarea fácil, ya que deberá tomar decisiones complejas en la conducción de la Iglesia, las cuales darán nueva vida, pero también afectarán muchos intereses. En este sentido, se han depositado en él muchas esperanzas. Hasta los anhelos de nuestros hermanos evangélicos, judíos y musulmanes que muestran lo mejor de las esperanzas de un mundo que cree en la paz y en la fraternidad entre los hombres. 

En la Misa de inicio su Pontificado, hizo un llamado a todos los líderes del ámbito económico, político y social a defender la creación y a evitar que la muerte se extienda en el mundo, porque "odio, la envidia, la soberbia ensucian la vida". Utilizó repetidas veces la palabra “custodiar”. Explicó que custodiar quiere decir vigilar sobre los propios sentimientos y el corazón, porque de allí surgen las intenciones buenas y malas: las que construyen y las que destruyen.  
Señaló que la vocación de custodiar no sólo atañe a los cristianos sino que es una obligación de toda la humanidad: custodiar a la gente, el preocuparse por todos, por cada uno, con amor, especialmente por los niños, los ancianos, quienes son más frágiles y que a menudo se quedan en la periferia de nuestro corazón. En el fondo, todo está confiado a la custodia del hombre, y es una responsabilidad que nos afecta a todos: ser custodios de los dones de Dios.

El Papa Francisco pidió no olvidar que el verdadero poder es el servicio y que, también el Papa, para ejercer el poder, debe entrar cada vez más en ese servicio que tiene su culmen luminoso en la cruz. Desde el servicio humilde, a imitación de San José, debe acoger con afecto y ternura a toda la humanidad, especialmente a los más pobres, los más débiles, los más pequeños.

Sus palabras y sus gestos hacen brillar la estrella de la esperanza. Un tiempo nuevo se abre para la Iglesia. Nuestro desafío, como maristas, es realizar un aporte claro y preciso a la construcción del rostro mariano de la Iglesia, haciendo realidad la “Iglesia del delantal” a la que hace referencia nuestro Superior General, el Hno. Emili Turú. 

San Marcelino Champagnat tenía un profundo respeto por el Papa, cuyas decisiones, advertencias y cuanto de él procedía lo consideraba como Palabra de Dios. A menudo proponía esta comparación: “Así como la luz que ilumina la tierra procede del sol, del mismo modo, toda la luz que ilumina a los hombres procede del Santo Padre el Papa.
El Papa es para el mundo moral lo que el sol para el mundo físico. Sin el sol, la tierra se transformaría en un caos total; sin el Papa, la Iglesia desaparecería en la nada, y sólo nos quedaría la tiniebla profunda del error.” (Vida, II Parte, Capítulo VIII) 

Los invito a orar por nuestro Papa Francisco para que sea luz que ilumine la tierra.  

Queridos exalumnos del Champa.

Los tiempos cambian y seguimos avanzando. En nuestro caso se ha producido una renovación de la Comisión de Exalumnos, que estimo, como siempre sucede, será beneficiosa.
Es nuestra intención y compromiso, asistir y ayudar al colegio que tanto nos ha dado. Es trabajar para que la obra de San Marcelino se cumpla, cada vez mejor. Pero todo tiene sus inconvenientes: nos faltan vocaciones. Para ello debemos redoblar nuestros esfuerzos en pedir más vocaciones a San Marcelino, quien con su intersección puede obrar milagros.
Por otra parte debemos ayudar en la formación de nuevos maestros con el carisma marista, colaborando también en su capacitación, que será importante para las nuevas generaciones.
Por último, los chicos del colegio. Es una época difícil, pero de las crisis debemos sacar la oportunidad de infundir en nuestros chicos el signo marista y sobre todo la devoción a María, que indudablemente nos llevará al Señor.
Estos son principios, podemos compartirlos o no. Pero principios al fin. Espero vuestra respuesta, críticas y ayuda. Todo es bienvenido.
 

Los saludo en Jesús y María.
Ricardo I. Kennedy